Ojalá la lluvia limpiara
toda la soledad
que por querer, la llamo libertad
de todo lo que empaña.
Ojalá, estos pasos
que suenan en las calles
vacías, que parte
a parte saben mojados,
me lleve sin pararse a refugiarme
entre tus cálidos brazos.
Pero la lluvia no cesa,
empapadas están
las largas arterías
de esta inhóspita ciudad,
cala la humedad
tan hondo,
que en el fondo
sé que no me secaré jamás,
pues cuando llegué a casa
solo veré la ausencia
que queda en la almohada.
La aridez mojada
de la libertad soledad.