Resto horas al sueño para soñar.
Me sumerjo en las palabras
hasta dejar de respirar aire,
hasta respirar frases.
Navego sobre las horas,
el río de la vida, hacía arriba,
por las bandidas de la confusión
que atraviesan el corazón.
Huyo de los océanos de la certeza
hacia los de la incertidumbre,
dejando el timón al deseo,
acallando la razón.
Os escucho, y del eco de vuestra voz
surgen mis sueños... mi poesía.
monina!
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